Mirelle Vanderhorst
Jomarif Fermín
Carlos Sosa Báez

 

ARQ.MV: 20 años de experiencia en diseño, planificación y supervisión de proyectos de arquitectura de interiores y edificaciones. Máster en Educación Superior y Gestión Universitaria. 9 años de experiencia en docencia universitaria. ARQ.JF: 20 años de experiencia en diseño y supervisión de proyectos arquitectónicos y de paisajismo. Máster en Medio Ambiente Urbano y Sostenibilidad. ARQ.CSB: 10 años de experiencia en representación gráfica tridimensional digital arquitectónica.

Deligarden es más que un vivero. Es un proyecto arquitectónico innovador que redefine la interacción entre los espacios comerciales y su entorno natural y urbano. Situado en Ciudad Modelo, en Santo Domingo Norte, encarna el concepto de biofilia creando una experiencia inmersiva en la naturaleza dentro de un contexto urbano en expansión. Este proyecto no solo responde a las necesidades funcionales de un vivero, sino que contribuye de manera significativa al tejido urbano y social de la comunidad, ofreciendo un espacio de encuentro verde, accesible y sostenible para todos los públicos.

 

En un terreno virgen de 4,332m2, este proyecto comercial alberga un vivero, una jardinería, oficinas, salón multiusos para eventos y un área para foodtrucks. Nuestro objetivo de diseño fue desarrollar un proyecto funcional, viable, de una estética interesante que sirva como contenedor y potenciador de los productos en venta, creando una conexión clara entre el espacio, el consumidor y la marca. Propusimos una edificación en estructura metálica que descansa sobre la topografía natural del terreno mientras ofrece flexibilidad para sus cambios en el tiempo. La paleta de materiales fue seleccionada bajo el criterio de que pudieran dejarse vistos, expresando su propia belleza. El uso de pintura lo reservamos al color blanco en lugares puntuales resaltando la estética brutalista del proyecto. 

 

El proyecto consiste en un complejo de edificaciones, áreas verdes comerciales y estacionamientos. La edificación principal, el Bloque A, contiene las áreas de ventas bajo techo, las áreas administrativas (espacios de trabajo) y un salón multiusos. El Bloque B, consiste en una serie de espacios comerciales estilo “foodtruck” creados con contenedores reciclados, con un área de mesas. Debajo de este espacio la topografía del terreno permitió crear un lugar privado en el que ubicamos las áreas de esparcimiento de los empleados y la guardería.

 

El diseño tiene raíces en la sostenibilidad y en los principios de la arquitectura ecoamigable. Cada aspecto del proyecto, desde la elección de materiales hasta la disposición de los espacios, ha sido pensado para minimizar el impacto ambiental, respetar los recursos naturales y promover una cultura de responsabilidad ambiental. En consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, se aborda la acción climática (ODS 13), la vida de los ecosistemas terrestres (ODS 15) y la creación de ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11).


Las edificaciones de este proyecto fueron concebidas en estructuras metálicas y contenedores reciclados. Este sistema permite que la edificación se adapte de forma poco invasiva a las condiciones topográficas existentes del terreno mientras facilita la mutación de los espacios a lo largo del tiempo. Las estructuras descansan sobre la topografía natural de terreno creando de manera orgánica otros espacios a medida que la topografía del terreno va cambiando. La concepción modular del sistema estructural tiene el objetivo de aportar flexibilidad al proyecto a mediano y largo plazo porque permite crecimiento y mutación espacial a través de la implementación planificada de espacios positivos y negativos.

 

El uso de materiales naturales y locales es otro pilar del proyecto. Se utilizan maderas recicladas y palos de vegetación recogidos del terreno baldío donde se levanta el vivero. Este enfoque de reciclaje (ODS 12) no solo reduce el impacto ambiental del proyecto, sino que crea una estética rústica, orgánica y contemporánea que hace que el espacio se sienta como una extensión natural del paisaje urbano.

 

El diseño arquitectónico no solo se centra en lo estético y funcional, sino en la accesibilidad. Se ha dispuesto un estacionamiento en la parte lateral del terreno, con fácil acceso tanto al vivero como al parque frontal. Esto permite que los visitantes accedan de manera cómoda y fluida, evitando congestiones y garantizando una experiencia agradable para todos los usuarios, independientemente de su movilidad.

 

Deligarden reinventa lo que puede ser un vivero en el contexto urbano moderno. En lugar de limitarse a ser un espacio comercial para la venta de plantas, este proyecto ha sido concebido como un espacio integrador, donde el diseño paisajístico, la arquitectura y la comunidad se fusionan. Su concepto biofílico permite que los visitantes se sientan al aire libre, pero bajo un techo que protege y cobija, con una estructura que respira junto con el entorno y una ventilación natural que aprovecha las brisas caribeñas. Esta atención a los detalles climáticos es crucial en el Caribe, donde el confort térmico es fundamental.

 

Uno de los aspectos más destacados de este proyecto es la profunda relación que tiene con la comunidad de Ciudad Modelo. Los propietarios de Deligarden son residentes de este entorno y estuvieron directamente involucrados en la concepción de la relación del proyecto con la comunidad.  Fue de su especial interés que el diseño creara una relación directa y tangible entre el vivero y la comunidad.

 

Por ejemplo, el parque público en la fachada frontal no solo es un gesto hacia la ciudad, al retirarse de la vía rápida Jacobo Majluta para ofrecer una barrera verde, sino que también es una invitación para que los residentes y visitantes disfruten del espacio, promoviendo la interacción social y el uso de áreas verdes en entornos urbanos. En la parte posterior del terreno, que es el área que conecta directamente con el complejo residencial, se crea un gran jardín posterior, que mejora el entorno para los residentes de Ciudad Modelo mientras convierte al vivero en un santuario urbano que ayuda a mitigar el efecto de islas de calor y mejora la calidad del aire, aportando directamente al bienestar de la comunidad y el entorno urbano.

 

Con este enfoque, no solo estamos respetando el paisaje existente, sino que lo mejoramos, creando espacios verdes adicionales para la comunidad y fomentando un estilo de vida más ecológico entre sus usuarios. Se alinea de manera consistente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, promoviendo la acción climática (ODS 13), la vida de los ecosistemas terrestres (ODS 15) la construcción de ciudades sostenibles (ODS 11).

 

Otro elemento que define este proyecto es su compromiso con la innovación tecnológica aplicada a la agricultura urbana. El vivero incorpora un huerto hidropónico, diseñado para producir vegetales frescos y locales para los residentes de Ciudad Modelo y para todos los clientes, sirviendo como un ejemplo de sostenibilidad y autosuficiencia alimentaria en las ciudades. Este huerto utiliza sistemas de eficiencia hídrica que maximizan el uso de recursos, reduciendo el consumo de agua y garantizando una producción constante durante todo el año. 

 

Los productos del huerto hidropónico se venden en un mercado semanal dentro del mismo Deligarden, donde se pueden adquirir alimentos frescos y de bajo impacto ambiental, promoviendo un estilo de vida más saludable y sostenible. Este mercado se alinea con la visión de producción y consumo responsables (ODS 12), al reducir la huella de carbono asociada al transporte de alimentos y fomentar el consumo local.

 

El proyecto ha sido diseñado para ser resiliente y 50% “off grid”. Se incluyeron sistemas de captación de agua de lluvia, que se utiliza para el riego de las plantas y el huerto hidropónico, y paneles solares que abastecen parte del consumo energético del vivero. La incorporación de dichos sistemas de captación de agua de lluvia para el riego, el uso de energía solar y la integración de áreas verdes que contribuyen a la reducción de las islas de calor urbanas son solo algunas de las estrategias utilizadas para favorecer la adaptabilidad del proyecto frente a eventos climáticos. El vivero también actúa como un refugio ecológico en la ciudad, proporcionando sombra, reduciendo las temperaturas locales y promoviendo la absorción de CO2, lo que ayuda a mitigar los efectos del cambio climático en el área.

 

El diseño paisajístico incorpora prácticas tradicionales de jardinería y cultivo, como la integración de especies vegetales autóctonas. De esta manera, el vivero se convierte en un espacio para la venta de plantas y en un centro de aprendizaje y preservación del patrimonio botánico local.

 

Este espacio actúa como un centro cultural en el que se celebran talleres y actividades educativas para la comunidad, fomentando el conocimiento sobre la flora local, las técnicas de cultivo sostenible y la importancia de preservar los ecosistemas naturales en entornos urbanos. Para estos fines fue incluido el salón multiusos, de manera que el clima no sea un obstáculo para la planificación de sus actividades.

 

Deligarden también ofrece un servicio único: un «hotel de plantas», donde los clientes que se ausentan temporalmente o no saben cómo atender sus plantas pueden dejarlas bajo el cuidado de expertos. 

 

El enfoque comunitario de Deligarden se ve reflejado en todos sus aspectos. Los propietarios estuvieron directamente involucrados en la inclusión de espacios destinados al bienestar de sus colaboradores: desde la inclusión de un comedor para empleados hasta la creación de un espacio para el cuidado de los hijos de los trabajadores. Las hijas de los propietarios, empleadas también, estaban embarazadas durante el proceso de diseño del proyecto y fueron una fuente de inspiración para la creación de una guardería, otra muestra del enfoque humano y familiar de este proyecto.

 

Este es un espacio de conexión entre la naturaleza, la tecnología y la comunidad, un lugar donde los residentes de Ciudad Modelo, los visitantes y clientes, pueden disfrutar de la naturaleza en medio de la urbanización, aprender sobre sostenibilidad y cultivar un futuro más amigable. Con cada planta, cada espacio y cada taller, reafirma su compromiso de construir una ciudad más inclusiva, sostenible y resiliente. Estos detalles son reflejo de una comprensión profunda de las dinámicas urbanas modernas, en las que los espacios comerciales deben ofrecer algo más que productos, sino experiencias significativas que aporten valor a la vida cotidiana de la comunidad a la que pertenece, sus clientes directos y sus colaboradores.