Importancia de los Concursos de Diseño Arquitectónico en la República Dominicana

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La arquitectura al igual que otras expresiones forman parte de nuestra identidad cultural, con la particularidad de que sus resultados son más duraderos y son el medio físico donde se desarrollan todas las actividades humanas, y con esto también la ciudad.


Hasta el momento en nuestro país se les ha dado poca prioridad a los concursos de Diseño Arquitectónico desde el estado y muchas veces los resultados económicos y cualitativos son bastante cuestionables. Esto se traduce a que sin importar la magnitud de la obra en términos de metrajes o de inversión las soluciones no sean las más acertadas, y que no cuenten con la participación de todos los especialistas necesarios para dichos diseños, ya que los resultados están supeditados a los encargados de determinados departamentos, que no en todos los casos cuentan con las competencias requeridas para lograr una buena producción arquitectónica.


Los Concursos Nacionales de Arquitectura son el mejor mecanismo para fomentar la creatividad, la innovación y lograr mejores resultados a la hora de proponer soluciones arquitectónicas, con las especializaciones requeridas en cada caso.


Es una excelente oportunidad para poner en práctica nuevas conceptualizaciones del arte proyectivo, de experimentación de nuevas tecnologías constructivas, pero también de nuevas y/o mejores herramientas para la consecución de resultados óptimos de diseño, que al final son las que construyen nuestra imagen de ciudad.


Cada año el estado dominicano invierte en más de 100 becas de maestría y especialización en el extranjero, dirigida al sector de la Arquitectura, y una vez retornan estos profesionales capacitados no encuentran oportunidades para incidir en el desarrollo social del país con sus conocimientos.


El estado es el mayor cliente y el que hace más inversiones en términos de construcción, hasta el momento solo se licita la ejecución de la obra, en ocasiones tan mal concebidas en términos técnicos y con una estética formal mediocre que se traducen en sobrecostes y en obras que no trascienden el contexto local.


Un buen ejemplo de una obra arquitectónica convertida en hito nacional y símbolo del lugar donde se encuentra es la Basílica de Higüey, que fue elegida a través de concursos. En este caso la propuesta es apostar al talento local de miles de arquitectos dominicanos que con su inventiva pueden contribuir a mejorar la calidad de vida y elevar los niveles de prosperidad del pueblo dominicano.

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