viis design es un estudio liderado por Silvia Soonets, arquitecto por la USB, Venezuela, homologado por la UASD, y Máster en Gestión Urbana de la UOC. Por 25 años fue parte del equipo de Proyectos Arqui5, desarrollando proyectos en Venezuela y el Caribe, con premios internacionales, en el Global Gold Holcim de Construcción Sostenible y la Bienal de Arquitectura de Quito.
Desde 2019 se establece en Punta Cana, desarrollando proyectos arquitectónicos en la Zona Este, Jarabacoa y Santo Domingo
B52 es una villa para vivir en contacto con el exterior.
Nace de la idea, del propietario, de hacer una villa “Punta Cana”. Una villa donde se entra y, casi inmediatamente, se está de nuevo en el exterior, buscando un modo de vida que aprovecha el clima tropical y su vegetación exuberante.
La vegetación, en particular los árboles existentes en el solar fueron el punto de partida para la implantación; fueron ubicados con detalle antes del comienzo del proyecto, y los volúmenes que componen la vivienda se organizan respetándolos, de forma de conservar la mayoría de los de porte importante.
Los ambientes de la casa se disponen rodeando un espacio central, de toda la profundidad del solar. Todos los espacios principales se conectan entre sí y con este vacío central, conformando una secuencia de espacios abiertos y cerrados, comunicados franca y fluidamente entre sí y con el exterior.
La fragmentación de los volúmenes, por la presencia de los árboles, y también por la intención de generar espacialidades y alturas variadas, requirió una atención especial al sistema de cubiertas. Para enfatizar la fluidez espacial, y acompañar las visuales entre unos volúmenes y otros, se propone la utilización de techos a dos aguas, dispuestos con la limatesa, inclinada, a lo largo de la diagonal de cada espacio. Esto permite orientar los espacios hacia el exterior, generando cambios de altura fluidos y dramáticos. La construcción de estos techos, bautizados en obra como “capuchinos” fue un reto estructural y requirió de mucho estudio de detalle, en particular en el gazebo, abierto hacia el espacio central y la piscina. Estos techos también generan un volumen interior de gran altura, para que el aire caliente se aleje de las zonas habitables.
La fluidez entre los espacios, los techos diagonales y las ventanas estratégicamente ubicadas garantizan ventilación cruzada a todos los ambientes, que están, adicionalmente, protegidos por los amplios aleros de los techos “capuchinos”.
Los espacios principales se orientan al norte, hacia el fondo del solar, privilegiando la protección de la radiación del sol, ubicando hacia el este y el oeste las áreas de servicio y la escalera. Esta disposición aumenta la privacidad, evitando completamente las visuales desde y hacia los vecinos.
La composición volumétrica, y las formas quebradas de los techos generan una imagen dinámica y contemporánea, que contrasta con la selección de los materiales de construcción. Para las paredes exteriores se utilizó la perrilla de coralina, un material que por su maleabilidad se utiliza, en general, para construcciones de estilo más clásico. En este caso, además de honrarlo como material tradicional, se aprovecha por su textura natural, por su fácil mantenimiento, por sus propiedades de aislamiento térmico y por su hermoso color que contrasta con el verde del jardín y acompaña la piedra coralina en los pisos y detalles de fachadas.
Funcionalmente, la vivienda se concibe como una villa de un piso, donde los propietarios viven en permanente contacto con el jardín, y el piso superior se reserva para los invitados y los hijos adultos.
El interior se manejó con una paleta corta de materiales y colores naturales, y mobiliario liviano y sencillo, que dejan el protagonismo al espacio vacío y al jardín.
Estos mismos criterios se siguen en el diseño del exterior, con pocos elementos que permiten que resalten los árboles existentes y la piscina y espejo de agua.